viernes, 14 de marzo de 2008

El cavernícola del siglo XXI

Pensar que tiene el control evita el cuestionamiento que conllevaría a un potencial quiebre.Encasillado en un sistema de ideas,mientras todo se adapte a la visión de la realidad que le permite sobrevivir,nada parece inquietarlo.Las excepciones,siempre existentes,aparecen imperceptibles ante tal rígido observador,el cual deniega convidar a su cerebro con la sencillez de preguntarse “¿cómo figura esto en mi mundo?”;y si a la fuerza se le exigiera una opinión,automáticamente reproduciría lo que escuchó de casualidad alguna vez en la tele haciendo zapping.Quizás compensa toda la tecnología que posee esforzándose en utilizar aún menos del 10% de cerebro que se dice usamos.
El otro día tuve el infortunio de hablar con el cavernícola del siglo XXI,fue una experiencia de aburrimiento fatal,hubiera preferido tirarme de la azotea.Su diálogo se asemeja al de un niño de tres años,completamente predecible y para nada elocuente.Intentando despertar alguna de sus neuronas quise dirigir la conversación hacia asuntos medianamente interesantes (tampoco pretendo milagros).Cada tanto se trancaba y me miraba como quien trata de adivinar para dónde mira Kirchner,hasta que me dijo “no te entiendo,sos rara” (chan!) (dato:él tenía el celular en francés,cosa que me pareció ree gay pero bue).No soy rara sr cavernícola,solo que no adapto mi visión de la realidad para que no me inquiete.


Silvana