lunes, 31 de marzo de 2008

Noche tranquila



La ciudad revela su otra belleza a la noche;como una ilusión óptica nos muestra lo mismo,pero dependiendo de cómo la veamos es que encontramos lo que la diferencia de la ciudad despierta.La noche cautiva como quien mira a alguien dormir y piensa en lo maravilloso que es ese ser,en qué estará soñando o se detiene en sus misterios.Son las mismas calles y los mismos edificios,pero la atmósfera urbana se torna más relajada.Quizás porque la mayoría de los habitantes han llevado sus preocupaciones a sus casas,sus dilemas ya no flotan en el aire de las avenidas como polución sicológica.La calma de las horas posteriores a la medianoche rejuvenece a quienes disfrutamos de contemplar un paisaje de colores matizados con la oscuridad.

Sentada en una plaza veo que las luces de la vereda tiemblan con el viento.De alguna manera esa perturbación de destellos capta por unos instantes mi atención y me reconforta.Minutos después me percato de que apenas diviso la luna detrás de unas construcciones…¿es así como logro verme después de todas las personas que han llegado y se han ido?...¿es así como logro verte luego de tus palabras encantadoras e hirientes?...¿qué pesa más,mi persona como unidad con todas sus tempestades e inseguridades o mi persona unida a vos mediante sentimientos cuestionables? Al igual que estas construcciones y la noche,frecuentemente no veo a través del disfraz que usa mi mente.

En la plaza solo soy yo con mis perspectivas deformes,mi amor despedazado,interrogándome sobre la realidad,encontrándote en aquello que explica lo que soy hoy.

Ahora sí veo la luna.Recuerdo que una vez estabamos los dos en esta misma plaza y comenzó a llover torrencialmente.Inmutables ante la tormenta,parecíamos dos niños jugando.Eso se llama disfrutar de la espontaneidad de una situación perfecta.Me acuerdo y me río sola…ya respiré aire nocturno,ya limpié mi mente.Ya puedo volver a casa.





Silvana